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La higiene adecuada de los párpados y las pestañas reduce el riesgo de orzuelos y sus posibles complicaciones oculares 


Pese a ser una dolencia ocular común, la prevención es clave para evitar recurrencias y complicaciones, como advierte el Dr. Manuel Sáenz de Viteri, oftalmólogo de la Clínica Universidad de Navarra 

19 de septiembre de 2025

El orzuelo es una de las patologías oculares más comunes y, aunque en la mayoría de los casos se resuelve sin complicaciones, requiere atención y ciertos cuidados para evitar molestias y recurrencias. El Dr. Manuel Sáenz de Viteri, especialista en Oftalmología de la Clínica Universidad de Navarra, explica que “se produce por la inflamación de una glándula del párpado cuando su conducto de salida se obstruye. Esta retención favorece la acumulación de secreciones y, en muchos casos, se acompaña de una sobreinfección bacteriana”. 

Pese a que presenta un componente infeccioso, el especialista aclara que no debe considerarse una enfermedad contagiosa. “No es habitual que el orzuelo se transmita de una persona a otra, pero sí es fundamental mantener unas medidas de higiene adecuadas para evitar que la inflamación aumente”, apunta. En este sentido, recomienda extremar la limpieza de pestañas y párpados, así como evitar el contacto de las manos sucias con los ojos o compartir objetos de higiene personal, como toallas o maquillaje. 

En cuanto al tratamiento, recuerda que, en la mayoría de los casos, el orzuelo “se resuelve de forma espontánea en unos días o semanas”. No obstante, el oftalmólogo puede indicar un abordaje con antibióticos y antiinflamatorios para acelerar la recuperación. A este tratamiento se suman medidas locales, como aplicar calor seco en el párpado durante cinco minutos por la mañana y la noche y acompañarlo de un suave automasaje. “Estos cuidados favorecen que la glándula se vacíe y reducen de manera notable las molestias”, explica el Dr. Sáenz de Viteri. 

Aunque se trata de un problema leve, en ocasiones puede afectar temporalmente a la visión. “Si el orzuelo es de gran tamaño, puede llegar a presionar la córnea y generar un astigmatismo transitorio. Esto hace que el paciente vea peor durante unos días, pero la visión se recupera completamente cuando se resuelve”, señala. 

La clave está en la prevención. “Unos hábitos higiénicos adecuados, como el lavado con agua tibia o el uso de toallitas específicas para el párpado, son la mejor forma de reducir el riesgo de orzuelos y de evitar que reaparezcan con frecuencia”, asegura. Además, subraya la importancia de acudir al oftalmólogo cuando el orzuelo persiste más de lo esperado, provoca dolor intenso o aparece de manera recurrente. “En la mayoría de los casos hablamos de un problema pasajero, pero no por ello hay que restarle importancia”, concluye Sáenz de Viteri. “Un diagnóstico precoz y unas medidas de higiene adecuadas permiten aliviar los síntomas, evitar complicaciones y garantizar la salud ocular a largo plazo”.