Merche de los brazos abiertos y un carrito de la limpieza disfrazado de botiquín
Oficialmente, se llama María Mercedes y se dedica a convertir los baños del hospital en rincones de hogar. Pero es una apasionada de su trabajo y del alma de la Clínica, así que no puede quedarse solo en eso. Merche es popular por los pasillos de la sede de Madrid, porque también cuida a cada paciente con las armas de su simpatía, de su interés y de su cariño. Su fregona no es milagrosa, pero sí bastante terapéutica

Texto: Álvaro Sánchez León
Fotografía: José Juan Rico
13 de febrero de 2025
Merche Espasandin (Madrid, 1973) es la alegría de la huerta. Auxiliar de Limpieza. Experta en dejar los baños de la Clínica en Madrid como los chorros del oro. Y experta en cuidar a los pacientes con la mejor sonrisa, el abrazo oportuno y el interés por sus historias.
Es una embajadora que va por los pasillos del hospital con su carrito —Miss Daisy— y con los ojos atentos. Reparte los buenos días y las buenas tardes con generosidad. ¿Cómo estamos? ¿Cómo vamos? ¡Qué guapa estás hoy! ¿Os hago una foto? ¡Te vas a curar! ¡Mira qué pareja más buena: parecéis dos adolescentes enamorados! ¡A por ello, valiente!
“No soy ni doctora, ni enfermera, pero me gusta cuidar a cada paciente. Dejo los baños lo mejor preparados posibles, porque me encanta que se sientan como en casa. En la Clínica, cuidar cada detalle es importante”.
Merche llegó al hospital en 2018. Desde entonces, ha conquistado a muchas personas que andaban por estas salas, estas consultas y estos pasillos desconcertados con la incertidumbre de la enfermedad. Ha visto algunos que se han ido radiantemente curados, y otras y otros para quienes la historia clínica ha sido más adversa. Ella acumula amigas, amigos y muchos recuerdos de gente con nombre y apellidos que vienen a la Clínica y se van con su contacto en el móvil. Eugenia, Pilar, Pablo, Andrés, Begoña, Carmen, Antonio, Miguel…
Algunos la llaman “Súper Merche”, sobre todo lo más pequeños que pasan por la Unidad de Protonterapia. León. Max. Carlota... Políglota de los gestos de cariño ante los niños, especialmente los que aterrizan en la Clínica procedentes de otros países y con el miedo en el cuerpo.
Merche limpia y da esplendor a los ojos de muchas personas. Esa mujer con cáncer que se mira en el espejo del baño mientras se prueba el pañuelo. Ese matrimonio a la espera de una sesión de quimioterapia. Ese adolescente que viene del extranjero sin sus padres para un tratamiento de vanguardia… Y también alegra el día a los profesionales del hospital, porque ella limpia bien, pero da lustre a las ganas de vivir y a la ilusión de poder.
“En estos años en la Clínica, soy la primera que ha crecido gracias a los pacientes con los que he sintonizado. He visto a personas que no pueden con su alma que son capaces de darlo todo. He aprendido de ellas y de ellos a ser fuerte. Me encanta mi trabajo, que me ha ayudado mucho a madurar como mujer y a mirar la vida con más esperanza y más espíritu constructivo. Quejarse no es el camino”.

El equipo de limpieza de la sede madrileña de la Clínica.
Dice Merche que, “en un hospital, todos somos importantes. Los doctores, las enfermeras, las auxiliares, los técnicos, las de admisión. ¡Todos! Las limpiadoras, también. Mis compañeras hacen su tarea con maestría, tanto en las habitaciones de los pacientes ingresados, como en consulta. Nuestra misión es que todas las personas que pasan por este hospital lo encuentren lo más parecido a sus propias casas. Intentamos pensar que cualquiera que viene a la Clínica es como un familiar”.
Merche, no es muy normal que un paciente que viene por primera vez se abra a una limpiadora, ¿no?
No. Pero yo les abro las puertas. Ser amable no cuesta nada y puede ayudar a muchas personas a afrontar con más esperanza su enfermedad y las dificultades de la vida. ¿No te parece?
Una mujer sonriente trajina por aquí y por allá. Charla. Saluda. Acoge. Limpia con arte un espejo del baño siendo espejo de un estilo de hospital donde cada profesional y cada paciente cuentan. Un niño. Una mujer mayor. Un catedrático de Medicina. La directora de la Clínica. Lo dicen los que trabajan aquí y los que vienen a curarse: Súper Merche es un abrazo humano con capa.
Ojo. Si se la encuentra por los pasillos, que conste que nosotros ya le hemos avisado. Tiene carrete, pero de muy buena fe…