Somos Responsables

Profesionales solidarios


El compromiso con los más desfavorecidos es una actitud intrínseca de muchos de los profesionales de la Clínica, que invierten parte de su tiempo de descanso en volcarse en diferentes proyectos sociales, tanto en España como en otros países

Imagen de María y Claudia, enfermeras comprometidas en ayudar a los demás. Sede Madrid. CUN
María Burgaz (izda.) y Claudia Gea (dcha.) posan frente a la sede de Madrid de la Clínica.

Texto: María Marcos Graziati

Fotografía: José Juan Rico

1 de diciembre de 2023

Claudia Gea y María Burgaz nos reciben en la sede madrileña de la Clínica, pero en esta ocasión no nos van a hablar de su labor como enfermeras en la planta de Oncología de este centro sino de sus historias como voluntarias.

Claudia Gea, un viaje a la frontera de la guerra

Hacía dos semanas que Rusia había invadido Ucrania. Miles de personas comenzaban su éxodo huyendo del conflicto para poner a salvo a su gente. Muchas de ellas buscaron refugio en España, pero aún les quedaba un largo camino por delante y otros tantos acudieron en su ayuda.

Una de estas personas fue Claudia que, junto con un grupo de voluntarios, se subió a un autobús en un viaje de dos días hasta Polonia. “Yo estaba aquí trabajando un día por la mañana y, de repente, me llamó una enfermera que también trabaja en la Clínica y me dijo: “Oye, necesitan enfermeras, ¿te quieres ir?” Porque en la comida del día anterior habíamos estado hablando y yo le había dicho que me encantaría ir y poder ayudar en lo que fuese”.

Llegada a Polonia. Mucho caos. Listas en cirílico y hay que empezar a asociar nombres a caras. “Eran, sobre todo, madres, niños y personas mayores que tenían familia o conocidos en España y se querían venir, pero no tenían cómo”, explica Claudia. “Me impactó mucho un adolescente que iba con su madre, su abuela y sus hermanos. Él era el único que sabía inglés y hablaba conmigo. De repente, me contó que estaba muy enfadado porque se quería quedar y su padre le había dicho que se tenía que ir. Y cómo con 16 años, de pronto, se había convertido en el cabeza de familia y era el que estaba liderando todo”.

Tras pasar un par de días allí, suben de nuevo al autobús. Esta vez, va completo. Ha sido un viaje intenso, pero Claudia asegura, sin dudar, que repetiría. “Al final, siempre que vas a ayudar te ayuda más a ti. Te hace darte cuenta de lo que de verdad importa y a valorar más las cosas del día a día, las cosas pequeñas que de repente de un día para otro se pueden acabar”, resume.

María Burgaz, de la Clínica a la casa de las Misioneras de la Caridad

Viernes por la tarde. María cambia su uniforme de enfermera de la Clínica por ropa de calle, pero ese espíritu de cuidar al que lo necesita le sigue acompañando cuando llega a la casa de las Misioneras de la Caridad, en Madrid. Allí atienden, en su mayoría, a hombres enfermos de sida.

“Llegamos hacia las seis y lo primero que hacemos es darles la cena. Ayudamos a los más dependientes y, después, con los que están un poco mejor jugamos al dominó, al bingo, charlamos con ellos…”, explica María. En la vida a veces vienen mal dadas y tenemos que aprender a lidiar con nuestra realidad.

“Debemos cuidar mucho lo que tenemos, dar gracias y ser responsables. Estas personas, al final, sobreviven porque hay monjas que dan su vida por Dios y por esta gente, pero todos podemos hacer un poquito”, reflexiona María.   

“Las casas de las Misioneras de la Caridad no son hospitales, o sea, esa gente no se va a curar ni nadie le trata nada. Al final, lo que hacemos es acompañarles y quererles. Claramente te ayuda a relativizar, a poner las cosas en su sitio y a ser consciente de lo que tienes y a revisar un poco tu escala de valores”.

Imagen de un mapamundi con los lugares en donde profesionales de la Clínica han ayudado.

África se ha convertido en uno de los focos de los programas sociales que desarrollan especialistas de la Clínica para tratar de mejorar tanto la asistencia y diagnóstico de enfermedades, como los servicios con los que cuentan en esos países. Dos de estos proyectos son: Dermalawi, centrado en cáncer de piel en albinos; y Hospital Monkole, para cribado de cuello uterino.

Dermalawi

Por cuarto año, los Dres. Pedro Redondo y Alejandra Tomás, dermatólogos de la Clínica, han viajado hasta Malawi para continuar con su programa de diagnóstico y tratamiento de cáncer de piel en albinos africanos. Su falta de pigmentación incrementa su propensión a sufrir enfermedades cutáneas, lo que sumado a la falta de recursos y su estigmatización en el país complica su seguimiento.

Imagen de una escuela africana. Clínica Universidad de Navarra
Imagen de un grupo de niños africanos. Clínica Universidad de Navarra

Con este proyecto, el objetivo es mejorar la prevención mediante medidas de fondo, más allá de fotoprotectores, que ponen sus esfuerzos en la formación del personal local, la concienciación y facilitar el acceso de estas personas a los centros médicos. “Las campañas tienen que ir enfocadas a dotar de recursos, de personal, material y tiempo a los centros locales para que puedan concienciarse de la importancia de la prevención y el diagnóstico precoz local. Además, es importante que se faciliten los desplazamientos, tanto de los pacientes a los centros como de los especialistas a las áreas más rurales”, reconoce el Dr. Redondo.

Hospital Monkole

El Congo es otro epicentro de los programas de la Clínica. En esta ocasión, para luchar contra el cáncer cérvix. El Dr. Luis Chiva, director del Departamento de Ginecología y Obstetricia, lidera un programa de cribado de cáncer de cuello uterino en el Hospital Monkole que, desde 2017, está trabajando por mejorar la asistencia e investigación en este campo.

Cada curso acude a Monkole con un grupo de estudiantes de la Universidad y, en esta última ocasión, acompañados también por el Dr. Gabriel Reina, especialista del Servicio de Microbiología de la Clínica, con quien han trabajado por primera vez en el propio laboratorio del hospital congoleño.

Más del 95 % de los casos de este tipo de tumor están causados por el Virus del Papiloma Humano (VPH), por lo que este equipo ha iniciado una investigación para ver si una muestra recogida por el paciente es igual de eficaz que la extraída en consulta. Lo que facilitaría el manejo y la prevención de esta enfermedad.

“Por primera vez hemos detectado in situ el VPH mediante autotoma para cotejarlo con la toma del médico en el laboratorio. Hemos comparado una técnica asequible, de 7 dólares de coste, que ha mostrado unos resultados bastante parecidos a la mejor técnica de PCR, que debido a su coste no es plausible en una economía como la del Congo”, reconoce el Dr. Chiva.

Imagen de un grupo de matronas de la Clínica Universidad de Navarra que han ayudado en el Congo.

Matronas en el Congo

Desde la Dirección de Enfermería de la Clínica se ha firmado un acuerdo de colaboración con el ISSI, la Escuela de Enfermería de Monkole, y LINCCO, el Instituto de Cultura y Cooperación Canadiense, para contribuir en un programa de formación de matronas en el Congo.

Para comenzar a dar forma a esta alianza, Mercedes Gutiérrez, supervisora general de la Clínica en Madrid, junto a las matronas Ana Pozas (Madrid) e Inés Marco (Pamplona), visitaron en mayo los hospitales de Monkole y Binza, ubicados en la localidad de Kinshasa. El objetivo era realizar una primera valoración de las necesidades y recursos que tienen las enfermeras que trabajan en las maternidades de ambos centros para poder así formarlas y dar continuidad al proyecto.

“Me parece muy interesante que la Dirección de Enfermería apueste por este proyecto porque creo que dentro de la misión, visión y valores de la Clínica está el ayudar a transformar la sociedad. Creo que la enfermería tiene un papel importante en ese aspecto y no solo en nuestro país, sino también en otros países que se encuentran menos desarrollados”, apunta Mercedes.