Historias de la Clínica

Ángel Navas: "Ahora, con el implante, puedo dedicarme otra vez a lo que me da vida"


Cuando tenía 20 años, Ángel comenzó a notar pérdida de audición y vértigos. Dos dolencias que se han ido agravando afectando de forma notable su calidad de vida

Imagen del paciente del primer implante vestibular para el tratamiento del desequilibrio crónico. Clínica Universidad de Navarra
Ángel Navas con la Dra. Alicia Huarte, del departamento de Otorrinolaringología.

Texto: María Domínguez

Fotografía: Manuel Castells

1 de septiembre de 2021

Ángel Navas ha sido uno de los tres pacientes incluidos en el ensayo en fase I para investigar el primer implante vestibular para el tratamiento del desequilibrio crónico.

Es una afectación que sufre desde que tenía 20 años, cuando empezó a trabajar de pintor y el ruido de la maquinaria fue dañando su audición. Sin embargo, la falta de un tratamiento efectivo ha provocado que la afectación haya ido agravándose hasta afectar de forma considerable a su calidad de vida.

“Comencé haciéndome audiometrías con 20 años, una de mis pasiones era la alta montaña, subía ocho miles, me gustaba la escalada, la espeleología. Pero esta enfermedad me ha ido limitando hasta llegar a un momento en que el equilibrio lo llevaba muy mal”. 

¿Cómo le afectaba?

Muchas veces, cuando estaba trabajando, me daban vértigos y me caía al suelo. Una vez, por ejemplo, tuve una rotura de escafoides o me quedaba sin conocimiento. Otras veces tenía que estar varios días sin levantarme o iba por la calle con otra persona y le iba invadiendo sin enterarme. Era un calvario porque todo te da inseguridad a la hora de hacer un viaje, de moverte solo, etc. y te limita porque no sabes cuándo te va a pasar. Todo esto sin un tratamiento efectivo. Durante 40 años he probado de todas las opciones que me decían para intentar tener una vida más o menos normal.

¿Cómo llegó a la Clínica?

Vine en 2008 porque en la Unidad de Vértigo de San Sebastián me recomendaron pedir una consulta, que tenían los especialistas y medios más adelantados. Así que opté por venir, me hicieron unas pruebas y me dijeron que no tenía posibilidad de recuperar la audición.

Sin embargo, ha llegado este estudio.

A finales del año pasado me llamaron y me comentaron que iban a abrir un estudio de un implante. Como no había nada para hacer una vida mejor, les dije que sí. Y después de varias pruebas, en enero me operaron.

¿Cómo se encuentra ahora?

Me siento mucho mejor, me pusieron el implante y estoy haciendo vida más o menos normal. Con la audición es como si fuera a la escuela para aprender a escuchar por el oído derecho, porque ha estado tantos años que no recibía ningún sonido que ahora tengo que readaptar el oído. Mientras que, con el vértigo, que es lo que más me preocupaba, cada vez estoy mejor. Voy recuperando la actividad y dedicarme otra vez a lo que me da vida. 

¿Cuáles son sus expectativas?

Todavía me están ajustando todo, pero ahora puedo caminar por un supermercado, por un pasillo con mucha gente y cada vez voy mejor. Me han dado esta oportunidad y tengo que aprovecharla. No descarto, si me recupero, volver otra vez al monte. Tengo en mente que, si todo sale bien, intentaré atravesar Nepal, que son más de 3.000 km y subir collados de 6.500 metros.