Marta Díaz: "Las enfermeras conectamos la parte médica con las necesidades de las familias"
ENFERMERA ESPECIALIZADA EN ONCOLOGÍA PEDIÁTRICA
El día a día en Área de Cáncer Pediátrico es dinámico, aunque cuentan con una agenda planificada, esta es solo una guía inicial, ya que constantemente deben adaptarse a las urgencias y cambios en las condiciones de los niños. Junto a la Dra. Panizo, trabaja codo a codo la enfermera especializada en Oncología Pediátrica, Marta Díaz. Para la doctora no es solo un apoyo, sino un pilar fundamental en esta especialidad, y juntas forman un equipo donde cada decisión y acción está alineada con el bienestar de los pacientes. La complicidad entre ambas es palpable, se definen como un tándem y los niños las ven como una única figura.
Marta, la figura del médico siempre ha sido más visible, pero la de la enfermera quedaba opacada, ¿cómo de importante es su trabajo?
Tradicionalmente, pareciera que la figura de la enfermera fuese la de ayudante. Pero en mi caso tengo la gran suerte de trabajar con Elena, que es una doctora que entiende la figura de la enfermera. Me hace partícipe de las decisiones, al igual que también tomo de manera individualizada las que me corresponden.
Necesitamos una formación específica y esto hace que podamos cubrir muchísimos aspectos en la enfermedad oncológica pediátrica. Tenemos una capacidad de decisión en muchísimas cosas que pacientes y familias necesitan: curas, cuidados, vías, educación para la salud, seguimiento, resolución de dudas, acompañamiento… Somos una figura que recoge a la familia y hace que se integre toda la parte médica y se personalice.
¿Cómo han evolucionado las enfermeras en Oncología Pediátrica en los últimos años?
Han evolucionado de la mano de los nuevos tratamientos para los que las enfermeras también se han tenido que formar: aprender a administrarlos, saber toxicidades, efectos secundarios y, por supuesto, poder explicarlo a las familias.
¿Hay algún paciente que recuerde con especial cariño?
Más que pacientes, son momentos los que dejan huella. Hay veces que tienes un mal día y aparece un niño con una sonrisa que te cambia el ánimo por completo. Otras veces, llegan unos padres agobiados, y eso te hace reflexionar: lo que parecía un problema en tu vida no es nada comparado con lo que estas familias enfrentan a diario. Estar ahí, acompañarlos, es lo que realmente te llevas. Cuando miras hacia atrás, te das cuenta de que todo merece la pena porque ellos te ayudan mucho.
En la Unidad de Protonterapia tienen una campana que toca cada niño (y también los adultos) cuando termina su tratamiento. ¿Qué siente cuando suena?
Te reúnes allí con todos los profesionales: médicos, enfermeras, auxiliares, técnicos, físicos, trabajadores sociales, rehabilitadores, anestesistas… Y ves a toda la gente que ha estado pendiente de ese niño, para que tenga su tratamiento y llegue a tocar su campana… Y al final lo que sientes es orgullo de haber sido partícipe de que haya conseguido terminarlo.
Teniendo en cuenta que es una formación tan compleja, ¿qué consejo le daría a un enfermero que se esté planteando seguir sus pasos?
Que si tiene el gusanillo le haga caso y se forme. Para ello, como en medicina, necesitamos tener un conocimiento previo de Pediatría, igual que en Oncología y Paliativos Pediátricos. Si mezclas la formación con el gusanillo, tendrás una enfermera maravillosa que será capaz de hacer cosas estupendas con estos niños y sus familias.