Editorial RCUN

El universo del paciente


Silueta del Dr. José Antonio Páramo

Dr. José Antonio Páramo

Especialista en Hematología y Hemoterapia

15 de febrero de 2025

Refiere Esopo que una vez el médico le preguntó a su enfermo qué efecto notaba con los medicamentos que le había suministrado y éste le respondió: “he sudado mucho”. “Eso es bueno”, dijo el médico. En otra ocasión le preguntó cómo se había encontrado desde entonces: “he pasado un frío extremo y he temblado mucho”. “Eso es bueno”, siguió el médico. La tercera vez le preguntó de nuevo cómo estaba: “siento que me hincho y me entumezco”. “Esto es que va bien”, añadió el médico. Cuando un amigo suyo se interesó después por su estado, respondió: “sin duda, amigo mío, a fuerza de estar bien me muero”. 

¿No está el médico en buena medida traicionando su arte y preocupándose más por su reputación que por el interés de su paciente? El concepto moderno de cuidado médico se basa en la premisa de la medicina centrada en el paciente, un concepto que quiere capturar las preferencias del paciente, es decir, qué es lo que valora en términos de salud, como la calidad de vida, el alivio de los síntomas, el impacto psicosocial o la pérdida de productividad. La mejora del cuidado requiere, por tanto, de una aproximación holística, que aúne intereses desde todas las perspectivas, incluyendo la del paciente. La pandemia por COVID-19 nos ha enseñado que el paciente no puede ser suplantado por la pantalla del ordenador. 

En 1988, el Instituto Picker de Estados Unidos acuñó el término ‘atención centrada en el paciente’ y determinó cuáles eran los 8 indicadores que mejor definen la calidad asistencial desde la perspectiva de los pacientes: 1) respeto por sus valores, preferencias y necesidades, 2) recibir los servicios de manera coordinada e integrada, 3) disponer de información relevante, de manera clara y comprensible, 4) conseguir la máxima calidad de vida posible con especial atención al alivio del dolor, 5) disponer de apoyo emocional para afrontar el miedo y la ansiedad, 6) implicar a familiares y amigos en el proceso, en la medida que ellos crean oportuno, 7) recibir atención continuada y 8) obtener la máxima accesibilidad posible a los servicios prescritos. Sin embargo, los médicos de hoy están inmersos en otras direcciones motivadas por la falta de tiempo, la petición excesiva de pruebas diagnósticas, la informatización excesiva, o la implementación de numerosos formularios.

Ha llegado pues, estimados residentes, el momento de abogar por el razonamiento clínico, la valoración integral, el trabajo multidisciplinar y el fomento de las decisiones compartidas. Esta tiene que ser vuestra HOJA de RUTA, una aventura que se antoja grandiosa y apasionante.  En este contexto, debéis redoblar vuestro compromiso con una obligación exigente para manteneros al día y ampliar los conocimientos que os permitan procesar adecuadamente la ingente información que, en cada momento, se está produciendo; pero con una sólida formación humanística que facilite la responsabilidad con el paciente y hacia su propio entorno social. Para conseguir este loable objetivo os propongo una receta infalible, las 3 H:  HUMOR, HUMANIDAD y HUMILDAD. Con ella no solo conseguiréis ser unos médicos excelentes, sino unos médicos ejemplares, siempre preocupados por la atención integral del paciente.