Un regalo más que paliativo

Carla Zapata
‘Fellow’ clínico de Medicina Paliativa.
1 de enero de 2024
Suena el teléfono de mi despacho. Sobresaltada, retiro los ojos del ordenador (¡no del microscopio!) y rota mi concentración en el diagnóstico, escucho la voz preocupada de mi compañero Óscar, oncólogo. Nuestra paciente Ester es un caso difícil. Ha ido de hospital en hospital con un nuevo tumor. Óscar le ha hecho otra biopsia y querría discutir sus resultados en el próximo comité de tumores. Le tranquiliza saber que nuestro laboratorio de Anatomía Patológica está digitalizado. En caso necesario, podemos consultar de forma inmediata con más expertos, con tan sólo compartir un link del software de mi ordenador con la imagen de la biopsia digitalizada. Eso acelera el proceso, evitando pérdidas de tiempo con el envío de los cristales físicos de las biopsias a otra ciudad o país, y el riesgo de dañarlos o perderlos.
Para ofrecerle todas las opciones terapéuticas posibles a Ester, le haremos un panel de test de biomarcadores diagnósticos y predictivos a su biopsia. Cuantificarlos y decidir si son positivos o no es crucial, ya que una línea de tratamiento innecesaria, aparte de carecer de beneficio, puede resultar tóxica.
Nuestro laboratorio digitalizado cuenta también con algoritmos de inteligencia artificial (IA) que cuantifican diversos biomarcadores de forma más rápida, exacta, precisa y reproducible que un humano, aunque hay una cosa clara: la máquina no es un superhombre y los algoritmos nunca sustituyen al médico. Seré yo, como patólogo, quien use la ayuda de la tecnología, los apruebe o no, y firme el informe que ayude a Óscar a decidir cuáles son las mejores opciones terapéuticas para Ester.
Este es un ejemplo de situaciones reales en los hospitales a día de hoy.
¿Qué es lo primero nos viene a la cabeza ante dos palabras tan manidas como “inteligencia” y “artificial”? ¿Innovación, futuro, ciencia ficción, o amenaza? ¿Cuándo llegará? La IA está presente en todos los ámbitos de nuestra vida y, como todas las tecnologías disruptivas, genera posiciones extremas, muchas desde el desconocimiento o sesgadas por la sobrecarga de información.
La IA forma parte de la medicina desde mediados del siglo XX. Los avances tecnológicos recientes han expandido sus aplicaciones, especialmente en Radiología, Cardiología o Neurología. Pero, ¿qué es la IA y cómo se aplica hoy en campos como la Patología? ¿Cómo me beneficia como paciente?
Veamos antes algunos hechos: la incidencia de cáncer sigue aumentando, el envejecimiento de la población avanza y los procesos diagnósticos son cada vez más complejos para posibilitar el acceso de los pacientes a la medicina personalizada. Todos estos factores contribuyen a aumentar la carga de trabajo de los médicos, cada vez más súper-especializados.
Los patólogos hacemos el diagnóstico en biopsias de muestras de tejido o celulares al microscopio. En la actualidad, estos cristales se pueden digitalizar con un escáner, obteniendo imágenes idénticas a las de un microscopio que se ven en una pantalla de ordenador. Este paso ha abierto las puertas de la especialidad a la “patología digital”, al mundo de los algoritmos y de la IA, la última “revolución de la Anatomía Patológica” (en palabras del Dr. Salto Téllez).
Como hemos visto en el caso de Ester, la digitalización supone una herramienta fundamental para conseguir un flujo de trabajo del laboratorio más eficiente, trazable y reproducible, minimizando errores humanos, y para apoyar la toman de decisiones diagnósticas y terapéuticas más apropiadas y precisas en el menor tiempo.