Ángel Luis Sarvisé: “Se puede vivir con cáncer, pero no necesariamente morir de cáncer”
Ángel Luis Sarvisé inició en la Clínica, en enero de 2024, un ensayo que ha hecho remitir su enfermedad a niveles mínimos, lo que él mismo describe como un “volver a nacer”. Llega a su visita semanal al Hospital de Día con un libro muy especial: Cuarenta y tantos brochazos al cáncer. Lo publicó en abril de 2021 para dar una visión diferente sobre esta enfermedad

Texto: Enrique Cabrera
Fotografía: Enrique Cabrera
28 de mayo de 2025
¿Cuál es tu historia? ¿Nos das unos “brochazos” sobre tu vida?
Soy maestro recién jubilado. Además, me apasionan los clásicos, la filosofía, el Pirineo, la fotografía y, sobre todo, la magia. A través de la magia he conectado con niños y personas mayores.
En 2016 me diagnosticaron cáncer, lo que cambió mi vida. La enfermedad tiene altibajos y te hace explorar el miedo y el alma humana. La idea de escribir un libro surgió pronto, pero necesitaba madurarla. Me puse el “impermeable”. Pasé seis o siete meses documentándome y otros tantos escribiendo. Luego lo dejé en reposo antes de corregirlo y añadir más ideas. Al final, otras siete personas colaboraron en Cuarenta y tantos brochazos al cáncer. El libro contiene humor, reflexiones y una visión diferente sobre el cáncer.
Dices que hay un momento en el que “te pones un impermeable”. ¿A qué te refieres?
Ponerme el impermeable significó poner distancia para tener más libertad al escribir. El miedo puede robar la creatividad y la libertad. Quería contar mi experiencia para ayudar a otros. Escribir el libro fue un disfrute y una terapia. Recomiendo a todos los pacientes que escriban, aunque no lo hagan bien, porque es una muy buena terapia.
En el libro hablas de la medicina narrativa. ¿Puedes explicarnos por qué?
La medicina narrativa es un proceso que debería surgir del ámbito sanitario. Los pacientes somos recibidos con datos específicos, pero muchas veces no se conoce nuestro proceso completo. La medicina narrativa implica comprender al paciente en su totalidad y dedicarle tiempo. En mi caso, por ejemplo, mi momento en la Clínica es el último de un proceso que abarca ya más de ocho años. Es el último episodio de una larga historia clínica, que también debería ir acompañada de una historia narrativa.
Creo que mi libro puede ayudar a los profesionales sanitarios a comprender mejor a los pacientes. Quería hacer un libro ameno y accesible, que no abrumara al lector. Me gustaría que tanto pacientes como médicos lo hicieran suyo.
¿Qué has descubierto con tu experiencia como paciente que pueda servir a otros?
Cada persona es diferente, pero creo que es importante vivir el presente y no preocuparse demasiado por el futuro. La filosofía estoica me ha ayudado mucho. Soy voluntario de la AECC y mi objetivo es acompañar y animar a los pacientes. Les digo que pueden vivir con cáncer, pero no necesariamente morir de cáncer. Hay que vivir plenamente.
¿Y qué ha supuesto para ti la familia?
La familia lo es todo. A veces he tenido que ponerme una careta para no preocuparlos, pero su apoyo ha sido fundamental. Yo siempre digo: “La familia salva vidas”. Me parece importantísima su colaboración, ya sea material o anímica. Entendiendo lo difícil que resulta acompañar a un paciente con cáncer, pero el amor de la familia es una lancha que te permite navegar.