Historias de Pacientes

María José Marcos: “Al menos puedo verme las cicatrices cuando me miro al espejo”


El abordaje del cáncer de mama implica no solo la recuperación física, sino también la emocional. En este proceso, la cirugía de reconstrucción mamaria juega un papel fundamental para minimizar el impacto en la imagen corporal y ayudar a la paciente a sentirse de nuevo en armonía con su cuerpo

Imagen de una paciente de la Clínica Universidad de Navarra en su ciudad natal, Algeciras, con el mar de fondo al atardecer.
María José Marcos es paciente de la Clínica Universidad de Navarra.

Texto: María Domínguez

Fotografía: Samuel Padilla Vega

2 de octubre de 2025

La forma en que María José Marcos —a quien todos llaman Mariajo— ha afrontado su diagnóstico no puede entenderse sin conocer la historia de su madre. Ella convivió durante 16 años con un cáncer de mama diagnosticado a los 56 años, una experiencia que marcó a toda la familia. Estos antecedentes, sumados a su propia morfología mamaria, llevaron a Mariajo a realizarse revisiones cada seis meses desde los 30 años.

Fue en uno de esos controles, en septiembre de 2022, cuando la rutina se rompió. Durante la ecografía, la radióloga detectó algo sospechoso y solicitó una mamografía y, posteriormente, una biopsia “para descartar y quedarnos todos tranquilos”. Sin embargo, cuando le pidieron acudir en persona para recoger los resultados, comprendió lo que iba a escuchar. “Ese día estaba trabajando fuera y el trayecto de hora y media hasta la Clínica fue horrible. Ya sabía lo que había. En realidad, no pensaba en mí: mi madre había fallecido tres años antes y lo único a lo que le daba vueltas era a cómo iba a volver a pasar mi familia por lo mismo”.

Con el diagnóstico confirmado de un cáncer de mama, Mariajo decidió llamar a su oncóloga, una amiga cercana, para que le hablara con sinceridad sobre su situación. “Dentro de lo malo, era lo mejor que podía pasar", recuerda que fueron sus palabras. Y comenzó el tratamiento. De nuevo, sus vivencias previas volvieron a determinar los pasos a seguir. “Mi suegra también tuvo un cáncer de mama y se trató en la Clínica. Entonces, mi marido me dijo: nos vamos a Pamplona. Siempre diré que he sido una afortunada, porque para mí era como si estuviera en casa”.

"El miedo es una emoción, igual que la alegría, la tristeza o la ira. Me encantaría que nadie tuviera miedo cuando le dicen: tienes un cáncer"

MARÍA JOSÉ MARCOS
Paciente sometida a una reconstrucción mamaria

Consenso médico-paciente 

“Antes de todo el tratamiento tuve un sueño en el que me veía sin pelo y sin pecho. Y fue duro. Me levanté llorando”. Como reconoce, el cáncer de mama es un proceso muy doloroso para una mujer en todas las etapas de su vida. Ella acababa de ser madre en 2020, su hijo tenía solo 2 años. Además, tampoco quería que su padre, con 78 años en ese momento, reviviera todo aquello. Por ello, tenía asimilado que quería una doble mastectomía –además de la necesaria para tratar el tumor, otra profiláctica– para extirpar la glándula mamaria sana y reducir así el riesgo de desarrollar cáncer que se realiza en paciente con altas probabilidades de padecerlo. 

“A mí madre nunca le llegaron a quitar el pecho. Primero le hicieron la cirugía para extirpar el tumor y, después, se sometió a la quimioterapia. En mi caso, fue al revés. Los tratamientos han ido evolucionando y yo primero recibí las sesiones de quimioterapia y en abril de 2023 me operaron. Tuve una respuesta positiva completa al tratamiento”. 

Desde el punto de vista médico, no había indicación para una doble mastectomía, pero cuando Mariajo habló con la Dra. Cristina Aubá, cirujana plástica, le expuso con claridad su deseo. “En esa primera consulta me explicó todas las opciones y yo le conté lo que quería. Me entendió perfectamente. Me habló de la posibilidad de poner prótesis, pero esa opción solo era posible llevarla a cabo en la mastectomía profiláctica, ya que en la mama afecta por el tumor iba a recibir radioterapia. Finalmente opté por realizar la reconstrucción con el colgajo DIEP, utilizando tejido abdominal.”

Imagen de una paciente de la Clínica Universidad de Navarra en su casa de Algeciras.

María José en su casa de Algeciras.

Una recuperación también emocional

Mejorar las secuelas físicas y emocionales de las enfermedades oncológicas es una de las metas asistenciales audaces de los últimos años. Se trata de un camino que ha marcado la evolución de la reconstrucción mamaria, que ha avanzado en técnicas más inminentes y naturales. “Es probable que, ante otros tumores, después de una cirugía, no se pregunte cuántos centímetros te han extirpado. Volver a pasar por ese proceso y que la enfermedad se hiciera protagonista fue duro al principio. Pero contar con el apoyo de mi marido, mis hermanas y toda mi familia lo hizo más fácil. Siempre pienso en la gente que pasa por este trance y está sola… tiene que ser muy duro. Hay realidades que son muy íntimas y cada cual lo vive lo mejor que sabe”. 

Inmersa todavía en el proceso de recuperación física, la emocional también ha ido evolucionando. “Al principio intenté no verme, no verme el pecho, no verme sin pelo, pero al final todo pasa y te acostumbras. También es verdad que no fue tan impactante como pensaba. Tengo las cicatrices, pero ahora me pongo delante del espejo y digo: al menos las puedo ver”.

“El cáncer es una enfermedad que te incapacita mucho, aunque supongo que también depende del apoyo que busques durante el camino. El respaldo ajeno es necesario por todo lo que se vive. Una vez le hablé a la psicóloga del miedo y me dijo que es parte de la vida y lo tenía que abrazar. Es cierto. El miedo es una emoción, igual que la alegría, la tristeza o la ira. Me encantaría que nadie tuviera miedo cuando le dicen: tienes un cáncer”.

Imagen de la Dra. Cristina Aubá posando en el pasillo de consultas de Cirugía Plástica en la Clínica Universidad de Navarra.

La opinión médica

La mastectomía y las diferentes técnicas de reconstrucción